domingo, 31 de marzo de 2013

Reconociéndonos a Nosotras Mismas.

Una de las entradas que más participación ha tenido es la que aborda el tema de relaciones de pareja entre profesor@s y alumn@s, veremos cómo podemos utilizar el concepto de transversalización para echar luz sobre el tema. Antes de avanzar aclaramos una vez más que no estamos en contra del amor o la atracción entre dos personas, el problema es que un docente es siempre una figura de autoridad y esto puede dar pie a que haya situaciones de acoso o de maltrato debido a que la relación sentimental no comienza en igualdad de condiciones. Aunado a esto, en general, existe cierta presión ejercida por el medio que tiende a culpabilizar a las mujeres que pasan por situaciones de acoso o maltrato, y el ámbito académico no está del todo libre de este tipo de actitudes. Todos nosotros hemos escuchado tanto en la calle como en foros políticos, económicos y de impartición de justicia frases del estilo “ella se lo busca”, “seguro lo que pasa es que quiere algo más”, "ni es para tanto"  y otras más que señalan a las mujeres como las generadoras y responsables de estas situaciones y minimizan su gravedad. Hemos mencionado que ciertos procesos a mediano y largo plazo son necesarios para realmente cambiar nuestra ideología y transformar nuestros propios roles de género por unos más acordes a nuestras necesidades, ambiciones o intereses. Estos procesos requieren que reflexionemos sobre nuestras propias actitudes y acciones, y muy probablemente también un agente externo que nos guíe en esta tarea. Estos procesos entran en lo que se ha llamado transversalización de género. 



Para comenzar a calentar motores en búsqueda de la transversalización quizás podamos comenzar reflexionando sobre nuestro entorno inmediato. Cuáles son los comentarios que hemos escuchado sobre temas de género, de qué manera se abordan en nuestras escuelas, existe o no un espacio para este tipo de discusiones, etc. Por ejemplo ¿qué opinas de la siguiente imagen?






¿Qué lenguaje usamos para referirnos a nuestros colegas, estudiantes o a nosotros mismos? ¿Qué tanta apertura para ir eliminando nuestros propios prejuicios tenemos? ¿Qué tanto espacio permitimos para que los demás compartan sus opiniones, inquietudes o necesidades? 

Como vemos este es un tema complicado que requiere de un trabajo a todos los niveles, desde la observación crítica y rigurosa de normas y conductas a nivel institucional, hasta la reflexión y la crítica personal. Queremos hacer un énfasis en el último punto, en la necesidad del autoconocimiento. En una situación de acoso, de maltrato en general, hay dos actores, el primero es quien lo ejerce, pero el segundo puede tomar acciones para detenerlo o por el contrario consentirlo quizás de manera inconsciente. La capacidad para responder a una situación que nos daña depende de factores como la autoestima, el autoconcepto, etc. Mientras más se quiera uno a sí mismo tendrá más recursos para superar dichas situaciones, mientras menos se quiera uno a sí mismo será más difícil. Cada quien es responsable de su autoestima, de sus sentimientos y emociones, a veces en estos asuntos no nos es posible ayudar en mucho a los demás, aún así podemos cuidar que el ambiente sea adecuado para que las personas que están en él desarrollen de manera funcional este tipo de cualidades personales. Esto último sólo es posible si previamente hemos reconocido en nosotros mismos la necesidad de cambio, a la vez de estar consientes de que más saludable que imponer nuestras opiniones es fomentar el que cada quien construya sus propios instrumentos para enfrentar el mundo. 

¿De qué manera coordinar las distintas tareas que la empresa demanda? Podríamos apoyarnos en las palabra de Marcela Lagarde (tomado del libro “Mujeres Invisibles” de Carme Valls Llobet) “debe actuarse en varias direcciones simultáneamente: 

“En primer lugar, estamos comprometidas para contribuir a reparar a cada mujer con acciones inmediatas y eficaces y para no posponer la satisfacción de las necesidades personales ni hacerlas depender de otras circunstancias. 

“En segundo término, nos esforzamos por desarrollar en cada una de nosotras la conciencia crítica feminista sobre la vida personal y su relación dialéctica con la dimensión externa de la vida social. Es imprescindible darnos cuenta de que la dominación de género no es solo externa, sino que anida en nosotras mismas, coexiste con nuestros anhelos de bienestar y los hostiga. 

“En tercer lugar, nos importa contribuir a la fortaleza personal de cada mujer para que la participación social o política no sea en desmedro de cada una, y podamos intervenir en el mundo para avanzar individual y colectivamente. Es primordial que cada mujer tenga una existencia que la sustente para enfrentar la vida y experimentar el bienvivir.” 

Aterrizando un poco cada sugerencia respectivamente: 

Continuar los trabajos dirigidos, las partidas presupuestales especiales para mujeres, el análisis de una posible legislación en cuanto a las relaciones profesor-alumno, etc. 

Reflexionar nosotros mismos nuestra postura ante cada uno de los aspectos que conforman la problemática de género dentro de nuestra comunidad, dentro de nuestra propia vida y nuestra interacción con los demás. 

Emprender un proceso enfocado a resolver nuestros problemas estructurales, es decir, un proceso de transversalización, para promover un cambio profundo con el objetivo de reducir las diferencias de poder, eliminar el acoso y cualquier otro factor adverso al desarrollo de las mujeres. En este proceso un paso esencial es promover el conocimiento de nosotras mismas, liberarnos de presiones externas que sean perjudiciales para nuestra salud física y emocional, y así fortalecer las herramientas que nos permitan defendernos de mejor manera ante posibles agresiones. 

Con dedicatoria para los lectores que han puesto interés en esta discusión :) Dejamos recomendaciones de lecturas serias y accesibles que nos parecen de mucha ayuda para entender estos temas, además de ser herramientas muy buenas para reconocernos a nosotr@s mism@s: 


“Mujeres invisibles” de Carme Valls Llobet. Barcelona 2006. 

“Aprendiendo a quererse a sí mismo” de Walter Riso. 1990. 

“Cuestión de dignidad” de Walter Riso. 2002.

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