Eréndira Munguía Villanueva.
Al Instituto Estatal de las Mujeres del Estado de Tabasco, los mejores deseos en esta nueva etapa: retomar el vuelo.
A Cecilia Vargas, la amiga, la madre, la compañera, la mujer guerrera que todas llevamos dentro.
Actualmente
hay dos enfoques distintos para la planeación de acciones que contribuyan a la equidad
de género. Estos dos enfoques responden a distintas necesidades que se agrupan
en dos categorías: prácticas y estratégicas.
“Intereses/necesidades
prácticas de género: Si estas fueran satisfechas, las vidas de mujeres (u
hombres) mejorarían sin cambiar la división de trabajo por género existente o
sin desafiar la posición subordinada de las mujeres en la sociedad. Satisfacer las
intereses/necesidades prácticas es una respuesta a necesidades inmediatas, este
tipo de acciones conciernen típicamente a malas condiciones de vida y asuntos ta como acceso al agua potable, salud, empleo.
“Intereses/necesidades
estratégicas de género: Si estas fueran satisfechas, la relación de inequidad
de poder entre hombres y mujeres sería transformada. Estos
intereses/necesidades están relacionados a la división de trabajo, poder y
control por géneros. Algunas de estas necesidades pueden concernir a cuestiones
como derechos legales, violencia doméstica, igualdad de salarios, control de
las mujeres sobre sus propios cuerpos. Aunque estos son asuntos ligados al
género más que al sexo [
aquí para conocer la diferencia], algunos de ellos son percibidos como parte del orden
natural e imposibles de cambiar. Las mujeres pueden ser capaces de expresar sus
intereses/necesidades estratégicas una vez que han intercambiado conocimiento
con alguien que conoce que es posible un cambio en el “orden natural”. Este puede
ser un facilitador externo o un miembro de la comunidad que ha experimentado
otro ambiente o cultura. Los hombres también tienen intereses/necesidades
estratégicas de género: ellos pueden proponerse transformar sus propios roles
(para ser capaces de tomar parte en el cuidado de los niños u oponerse al
servicio militar) o, por el otro lado, ellos pueden oponerse a las demandas de
las mujeres por mayor control sobre sus propias vidas.”
Las
acciones que intentan satisfacer estos dos tipos de intereses/necesidades suelen
catalogarse como Trabajos dirigidos para las necesidades prácticas y
Transversalización para las necesidades estratégicas:
“Trabajos
dirigidos. Algunos ejemplos [de estas acciones] incluyen apoyo a la formación de
organizaciones de mujeres, fomento de espacios propios para la formación y
creación de capabilities, además de la colectivización de problemas de las
mujeres, paso fundamental en su empoderamiento. Asimismo, abarcan programas
dirigidos específicamente a los derechos económicos, sociales, políticos y culturales
de las mujeres.
“Transversalización
de género. [Se define como] un proceso [más que como una acción] que pretende integrar, dentro de una
organización, una perspectiva de justicia de género en el centro o núcleo de
todos los aspectos del trabajo de desarrollo, tanto interno como externo.
Implica un alto nivel de capacidades por parte del personal de la organización,
además de la estructura organizativa necesaria para mantener la perspectiva de
justicia de género en el ‘corazón’ del trabajo y asignar los recursos que
requiere la implementación de procedimientos, políticas y programas de manera
coherente con un marco de justicia de género. La meta es que la
transversalización de género contribuya, tanto a nivel interno como al nivel de
programas de una organización, a la transformación integral hacia la justicia
de género.”
Los
programas de políticas públicas por la equidad de género basan su planeación en
estas dos categorías. Debido a que la transversalización requiere de conocimientos
previos en materia de género por parte de quien dirige las acciones y una
estructura conceptual que permita identificar necesidades estratégicas por
parte de quien será beneficiado, los trabajos dirigidos son las únicas acciones
a llevar a cabo en una primera etapa de intervención en alguna comunidad.
Pareciera que dentro de la comunidad científica y en particular en el área de ciencias
exactas tenemos identificadas las necesidades prácticas de género y ya se han
emprendido trabajos dirigidos de impacto positivo como becas, incentivos y plazas
para mujeres.
Por
el contrario nos es todavía muy difícil reconocer las necesidades estructurales
y la necesidad de la transversalización de género en el ámbito científico. Esto
es entendible debido a que como comunidad (no como
individuos) no tenemos ejemplos a seguir, no existe una persona que haya estudiado
o trabajado dentro de una comunidad en ciencias exactas cuyos integrantes hayan satisfecho
sus necesidades estructurales dentro de la comunidad. Tenemos entonces que
hacer un esfuerzo extra para buscar analogías útiles y poder reconocer nuestras
necesidades estructurales y proponer cómo satisfacerlas. Aquí es donde se
acaban las referencias y comienzan nuestras propias ideas, tratemos pues de que
no cunda el pánico y de ir organizando poco a poco nuestro propio plan de
transversalización. Aunque ya hay esfuerzos que tienen el sabor de
transversalización como la recién creada comisión de género de la Sociedad
Matemática Mexicana hace falta el apoyo de toda la comunidad para facilitar la planeación
y desarrollo de programas.
Uno
de los fenómenos “sin explicación” que hemos observado es que aunque las
mujeres tienen mejor eficiencia terminal que los hombres son menos propensas a elegir
continuar sus estudios (véase
Mujeres Matemáticas en México). Puede ser que un primer intento para entender esto y
resolverlo sea tratar de transversalizar el proceso de enseñanza en nuestros
centros de estudios y de investigación. Todos sabemos que los buenos
estudiantes no brotan como margaritas silvestres sino que son el producto de un
proceso exitoso de enseñanza, tan presente tenemos esto que como padres de
familia elegimos cuidadosamente la escuela para nuestros hijos. Si nuestros
recursos lo permiten la mayoría de nosotros elegimos escuelas con un enfoque
moderno de enseñanza que entiende las diferencias de personalidad y el contexto
social de cada niño, y que permite con esto desarrollar aptitudes
personales y corregir deficiencias individuales. Pero a muchos de nosotros esto
se nos olvida cuando nos toca el papel de guía en la formación de nuestros
alumnos, aunque no tengamos la presión de los padres de familia, debemos tratar
de hacer nuestro mejor esfuerzo como tutores, lo que además a futuro nos hará
ganar colegas mejor preparados. Junto con los conocimientos específicos de la
ciencia en la que trabajamos, el proceso de formación de investigadores incluye
también otras habilidades como la de ser buen orador, defender opiniones, hacer contactos, etc. Además en el proceso
de aprendizaje intervienen factores que podrían parecer ajenos, pero que las
teorías epistemológicas han demostrado estar fuertemente ligados como la
afectividad, la autoestima y la motivación
.
Estos elementos son claramente factores sociales, y como ya hemos dicho toda
construcción social es susceptible al género. Así pues no debemos pensar que es
lo mismo ser un estudiante hombre que mujer, ni que es lo mismo enseñarle a un
hombre que a una mujer. Tampoco se trata de que desarrollamos un método de
enseñanza para mujeres y otro para hombres, así como en las escuelas de nuestros
hijos no hay un método específico para Juanita y otro para Paco, el método es
uno sólo, pero es tal que toma en cuenta factores importantes para el
aprendizaje, aunque estos sean de naturaleza ajena al tema a enseñar. Tampoco
debemos volvernos investigadores en epistemología ni en estudios de género, hay
materiales disponibles que nos ayudan a entender estos fenómenos, así como
leemos novelas de misterio podemos leer algún libro sobre estos temas y
aprender sobre ellos. Más aún, tenemos instituciones cuyas funciones incluyen
ayudarnos en temas de trabajos dirigidos y transversalización de género como el
Instituto Nacional de las Mujeres y sus sedes estatales y el Programa de
Estudios de Género de la UNAM entre otros. La desigualdad de género es una
enfermedad social dentro de nuestra comunidad y como con toda enfermedad los más
responsable por hacer es curarla, de otra manera estaremos funcionando de
manera ineficiente y arrastrando sufrimientos, tal vez nos pongan una que otra
inyección que nos duela, pero yo opino que lo mejor es que vayamos al doctor.