Con gran gusto compartimos el último número de la revista Ciencia, editada por la Academia Mexicana de Ciencias, el cual dedica a las cuestiones de género dentro de la ciencia en México. Estadísticas, ensayos, propuestas y testimonios alrededor de la experiencia de ser científica están vertidos en sus páginas. Ahora presentamos un resumen y comentarios sobre el primer artículo, el cual es uno de los que más ha llamado nuestra atención por la claridad de sus planteamientos. Próximamente compartiremos nuestro análisis de los demás escritos. Aplaudimos este esfuerzo por lograr la equidad de género en la ciencia e invitamos a todas a participar en él comentando y compartiendo.
Angélica Evangelista García,Rolando Tinoco Ojanguren y Esperanza Tuñón Pablos.
Coincidimos
plenamente con una de las primeras afirmaciones del artículo y que hemos
recalcado en entradas pasadas: “La cultura marca a todos los seres humanos con
el género, y el género marca la percepción de todo lo que demás que nos rodea.”
El
artículo utiliza estadísticas de ANUIES y CONACyT para mostrar que si bien el
incremento de la matrícula femenina en las instituciones de educación superior,
y sobre todo en posgrado, se ha incrementado notoriamente, la participación de
las mujeres decrece drásticamente al considerar los niveles académicos más
altos (por ejemplo niveles II y III del SIN). “En realidad, puede afirmarse que
las mujeres constituyen en todos los casos una pequeña minoría de las personas
que ocupan los puestos científicos de mayor responsabilidad.” Lo anterior viene
a confirmar lo que vivimos en nuestros centros de trabajo.
Se sugiere
que el problema de la poca participación femenina en puestos de mayor
responsabilidad es “el conflicto de papeles que experimenta al tener que
atender, simultáneamente, las demandas familiares y las profesionales.” Este es
justo el eje de nuestra entrada pasada, donde hacemos notar que las mujeres
siguen realizando la mayor parte del trabajo doméstico no remunerado.
Como
medidas necesarias para hacer de la ciencia un espacio más incluyente se
mencionan:
·
Primero:
un análisis institucional profundo sobre
las inequidades de género que de luz sobre las causas de dicho fenómeno dentro
de los centros académicos.
·
Segundo:
implementar o aumentar las cuotas de mujeres aspirantes a plazas científicas y
tecnológicas.
·
Tercero:
impulsar políticas para lograr la participación de mujeres en puestos de
evaluación y decisión, apoyar las redes de mujeres en ciencia y reservar fondos
para incentivos para mujeres científicas.
Si
bien creemos que estas medidas son necesarias como hemos dicho anteriormente,
y siguiendo sugerencias del propio artículo, creemos que debe haber un cambio
de enfoque respecto a las actividades domésticas, específicamente una
revalorización de las mismas, como un primer paso para lograr equidad en la distribución
del trabajo doméstico entre hombres y mujeres. Sin esto sólo estaremos atacando
las consecuencias de una de las principales causas de que las mujeres no puedan
desarrollar plenamente sus aptitudes científicas, y en general desenvolverse de manera plena como individuos.