lunes, 15 de octubre de 2012

Ciencia y Género. Techo de Cristal.


Autora: Veronika Sieglin.

Continuamos con la serie de reseñas a los artículos de la Revista Ciencia en su edición de julio-septiembre 2012. En esta ocasión estudiamos el artículo que lleva por título el de esta entrada, reseñamos su contenido y damos nuestras sugerencias al final.

Se le llama “techo de cristal” a aquellos problemas que difícilmente podemos señalar de manera concreta pero que dificultan el ascenso de las mujeres dentro de las instituciones y en general el desarrollo de sus carreras profesionales. Para explicar este concepto el texto comienza con un análisis basado en datos de la UNESCO donde se observa que en las últimas décadas ha habido un aumento del gasto de los países para ciencia y tecnología, y que de hecho esto constituye una de las estrategias de desarrollo. Este gasto de recursos se refleja por ejemplo en el incremento del número de investigadores de tiempo completo que se dedican a labores científicas y tecnológicas, pero esto no va acompañado de una participación más equitativa de las mujeres en este campo profesional.

“Aun cuando son innegables los esfuerzos de instancias supra nacionales y nacionales para incorporar más mujeres a la ciencia y la tecnología a lo largo de las últimas décadas, los avances siguen siendo lentos y apuntan a la persistencia de problemas comunes que limitan un ingreso más vigoroso de las mujeres en este sector productivo. Estos problemas han sido denominados ‘techo de cristal’.” Cabe resaltar que esta problemática está extendida a nivel mundial, y la podemos encontrar en países cuyas leyes parecieran más favorables para las mujeres en comparación con México.

Una de las posibles causas del “techo de cristal” que menciona el texto es el entorno social y político, se sugiere que la sociedad ubica a las mujeres en un nivel inferior que a los hombres, esto crea un tope a priori para el desarrollo de las mujeres a la vez que influye en su toma de decisiones. Uno de los síntomas a nivel internacional es el menor número de vínculos internacionales que crean las mujeres científicas respecto a sus compañeros varones, poniéndolas en una desventaja competitiva. El texto menciona que dentro de las soluciones adoptadas por diversos países para enfrentar este problema están el apoyo a redes profesionales de mujeres, becas especiales, valoración de las contribuciones de las mujeres, sensibilización acerca de la discriminación que sufren e infraestructura social para hacer compatible el trabajo y la familia; aunque el texto no menciona ejemplos específicos de dichos apoyos.

Otra causa que se menciona es la disparidad en las relaciones de poder. Se da cuenta de la gran brecha entre hombres y mujeres en los puestos académicos más altos, así como en los ingresos salariales, a nivel nacional e internacional. Se analiza el impacto negativo de este empoderamiento desigual en dos ámbitos: formal e informal. En el ámbito formal se describen situaciones en las que al ser un varón el jefe o supervisor se tomaban medidas discriminatorias, estos problemas se sugiere resolverlos mediante instancias como defensorías o procuradurías de género. El ámbito informal se define como “un sistema de comunicación, interacción e intercambio entre diversos actores del mundo académico que no está regulado por la normatividad institucional”, como son las redes de apoyo, reuniones sociales, etc. en donde también se comparte (o no) información, se discute y decide el devenir científico de las personas, etc. El texto sugiere que en este ámbito las mujeres se encuentran con las mayores desventajas y le da un gran peso a este factor, notando que este tipo de segregación, aún cuando queda fuera de las normatividades, es parte de la dinámica política de la institución.

Se hace mención también del acoso laboral hacia las mujeres, entendido este como “los actos discriminatorios [que] se ejercen de forma sistemática, con una clara intención de daño a la víctima y por lo menos durante un periodo de seis meses.” Se reseñan algunos estudios sobre acoso laboral en México y en el extranjero. Además del impacto negativo directo de esta práctica en el ascenso laboral de las mujeres se hace énfasis en que “la exposición a tratos discriminatorios y al acoso laboral genera con el paso del tiempo perjuicios para el bienestar psicofísico de las víctimas”, lo cual aumenta la gravedad de este fenómeno, finalmente se sugiere realizar más investigaciones al respecto.  

El texto también señala que las políticas neoliberales fomentan la competencia dentro de las instituciones científicas, y que si bien esta competencia no es necesariamente negativa, tienden a favorecer la discriminación de grupos minoritarios. A este respecto se sugiere, como medida para romper el “techo de cristal”, el “adoptar políticas laborales que, en vez de propiciar la competencia de todos contra todos, con particular afectación de grupos minoritarios como las mujeres, ofrezcan condiciones de trabajo que favorezcan el despliegue de la creatividad e inteligencia de sus integrantes.”

Coincidimos con el artículo, añadimos que en el marco informal es donde pueden llegar a darse con más alevosía prácticas no sólo de acoso laboral si no también otro tipo de abuso como el maltrato emocional o el acoso sexual, los cuales también dificultan el desarrollo profesional y el bienestar psicofísico de las víctimas y que también valdría la pena analizar el impacto de estas prácticas en las instituciones mexicanas. Hacemos también énfasis en que la promoción del modelo de competencia de todos contra todos se inscribe dentro de los cambios sociales y económicos a nivel mundial, es decir, una vez más observamos que los modelos macroeconómicos de las sociedades hoy en día tienden mantener la opresión actual de las mujeres en vez de fomentar su desarrollo personal y laboral.

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